Beasts of the Southern Wild

Título original: Beasts of the Southern Wild
Dirección: Benh Zeitlin
Producción: Josh Penn, Dan Janvey, Michael Gottwald
Guión: Lucy Alibar, Benh Zeitlin
Música: Dan Romer, Benh Zeitlin
Reparto: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry
Género: drama, fantasía
Duración: 92 minutos
Estudio: Journeyman Pictures, Cinereach, Court 13 Pictures
Fecha de estreno: 27 de julio de 2012

La tormenta está próxima y con ella se desatan los más inesperados temores. Ante la posibilidad de perderlo todo, ¿salimos huyendo o nos quedamos pisando más fuerte que nunca la tierra a la que pertenecemos? Los miedos de Hushpuppy (Quvenzhane Wallis),  una niña de apenas seis años que no tiene noción de las grandes civilizaciones ni de grandes lujos, se materializan en bestias gigantes que la persiguen a lo largo de toda su aventura.

Estrenada en el festival de cine independiente Sundance, Beasts of the Southern Wild  es el primer largometraje de Benh Zaitlin, joven cineasta de 30 años que por este trabajo consiguió no sólo la nominación como mejor película en la 85° entrega de los premios de la Academia, sino que también en tres categorías más, incluyendo mejor director.

Huérfana de madre y bajo la protección de su padre Wink (Dwight Henry), la pequeña vive en The Bathtup, una zona anegada al sur de Estados Unidos, rodeada de los afluentes del río Misisipi. Dueña de una filosofía de vida casi instintiva, Hushpuppy ha ido construyendo, a lo largo de su corta experiencia, una fortaleza interior llena de simbolismos y poesía. Cuestionarse cómo una criatura que sólo ha conocido ambientes de carencia y de nula educación puede formularse tales interrogantes como muestra el film, sencillamente está de más. Basta con volcarse dentro de lo que cada cosa va representando, adentrándose en el espíritu sureño de la mano de escenarios estéticamente bien logrados y con un acompañamiento sonoro a destacar.

Sin actores de renombre a los cuales tomar de referencia, las “bestias salvajes del sur” confirman que no hace falta ser una superproducción de Hollywood para ganar un lugar en el mundo de la buena cinematografía, con Quvenzhané Wallis cargando la mayor responsabilidad de que esto sea así.

La película se vuelve una apología de la vida misma, del primitivismo, del deseo de no dejarse corromper por la sociedad, por el sistema. Juega excelentemente con su título, dejando al espectador cuestionándose ¿quiénes son las bestias salvajes? ¿aquellos que defienden como animales su territorio y su lugar de pertenencia, nuestros propios miedos que vienen a darnos caza, o la misma sociedad intentando derribar nuestras creencias, nuestro orgullo más primario? No queda más que encontrarse uno mismo, cara a cara, con su propia verdad.